Occidente y su hipócrita defensa de la libertad y la democracia.

29.01.2024

La polarización después de la Segunda Guerra Mundial, especialmente durante la Guerra Fría, contribuyó a tensiones globales y a la limitación de la libertad en algunos casos debido a la rivalidad ideológica entre las superpotencias. La concentración de poder en manos de algunas potencias puede hacer que otros países sean más dependientes, ya que las decisiones y políticas de esas potencias pueden tener un impacto significativo en la economía y la seguridad de otras naciones. La interdependencia global puede tener beneficios, pero también plantea desafíos en términos de autonomía y toma de decisiones para los países menos poderosos.

La concentración de poder en algunos actores especialmente en Estados Unidos, tiene implicaciones en la geopolítica global y genera debates sobre la influencia que ejerce en distintas regiones. Esta concentración limita la autonomía y libertades de otros países, afectando su soberanía y la percepción de que esto hace menos libre al mundo.

Esto se manifesta en formas como la influencia política, económica o incluso militar que ejercen las potencias dominantes sobre otras naciones, lo que restringir su capacidad de tomar decisiones independientes y afectar su autonomía. La lucha por el equilibrio de poder y la preservación de la soberanía son temas clave en las relaciones internacionales.

A lo largo de la historia, algunos países que han tenido prácticas coloniales o han participado en invasiones han afirmado ser defensores de la libertad y la democracia. Esta contradicción ha sido objeto de controversia y crítica, ya que las acciones en contra de la autonomía de otras naciones choca con los principios democráticos que dicen representar. La interpretación de la libertad y democracia puede variar y ser objeto de debate en el contexto de las relaciones internacionales.

La invasión de un territorio ajeno es contraria a los principios democráticos y a la práctica de la libertad, ya que implica la violación de la soberanía de otro país y puede tener consecuencias negativas para los derechos y la autonomía de la población afectada. Las acciones unilaterales que socavan la independencia de otras naciones a menudo generan controversia y críticas en el ámbito internacional, a mi criterio muy sesgadas y parciales.

Un ejemplo que nos toca de cerca es el del Reino Unido que tiene una historia colonial significativa, y su pasado incluye la administración de un extenso imperio. Sin embargo, en la actualidad, se considera una democracia parlamentaria. La controversia surge cuando se examina la relación entre su pasado colonial y los principios democráticos que defiende en la actualidad.

Es inexorable que existe una contradicción o hipocresía en la medida en que un país con un historial colonial promueva la democracia, no solo con un historial, si no que justificar y no corrige los rezagos de su política expansiva del pasado.

La invasión británica de las Malvinas en 1833 y la subsiguiente retención del control han sido motivo de tensiones entre el Reino Unido y Argentina. Esta acción contradice los principios de autodeterminación y respeto a la soberanía de los estados, que son fundamentales para los valores occidentales de libertad y democracia. La posición actual del Reino Unido sobre las Malvinas sigue generando debate y rechazo, ya que Argentina reclama la soberanía de las islas usurpadas.

Las situaciones históricas como la invasión del Reino Unido mencionada a las Malvinas en 1982, y la colonización actual de Francia en África, también han sido objeto de críticas. La condena no es uniforme y hay elementos de hipocresía en la respuesta internacional a diferentes situaciones.

La percepción de las acciones internacionales a menudo se ve influida por varios factores, incluidos los contextos históricos, las relaciones diplomáticas y las normas internacionales. En el caso de la invasión rusa a Ucrania, la comunidad internacional ha expresado preocupación y condena debido a la violación de la soberanía de un país independiente. Dichas percepciones y respuestas pueden variar dependiendo de la interpretación de los eventos, los intereses geopolíticos y las normas internacionales. La comunidad internacional a menudo enfrenta desafíos para abordar de manera consistente todas las violaciones de la soberanía y los derechos internacionales, aunque evidencia cierta pasividad.

Las respuestas y posturas de los países occidentales hacia eventos como los golpes de estado en países africanos son complejas y se ven afectadas por diversos factores. En muchos casos, los países occidentales enfatizan el respeto a la democracia y los procesos legítimos para el cambio de liderazgo. Sin embargo, la respuesta siempre está condicionada por consideraciones geopolíticas, económicas y estratégicas, y no por la coyuntura que sufre cada país asfixiado por occidente.

En el contexto específico de la relación entre Francia y sus antiguas colonias africanas, las estructuras económicas y políticas heredadas de la época colonial contribuyen a la dependencia y empobrecimiento de estos países. Las acciones específicas, como los golpes de estado, son sesgadamente evaluadas individualmente y no siempre son respaldadas por la comunidad internacional debido a los riesgos de inestabilidad y violencia asociados, como excusa a sus proyectos de dominación en territorios con alto grado de reservas económicas, excusas que se trasladan a todos los territorios en donde las potencias occidentales crean conflictos con sus intervenciones directas o indirectas.

En conclusión, la evaluación de una libertad sincera que dice pregonar el llamado "occidente" lo dejo a su criterio.

Por: Pablo Gabriel Miraglia